No es uno de los municipios más conocidos del Valle del Tiétar pero sí es uno de los más bonitos. Su nombre parece indicar que por los alrededores hay cuevas naturales pero no es así, las cuevas se sitúan bajo las casas y se usan como despensas o sótanos.
En cuanto se entra al pueblo, llaman la atención sus casas típicas con balcones de madera llenos de flores. Además, en las puertas de muchas de esas casas hay unas peculiares cortinas, todas distintas, con peculiares bordados.